Fernando Molano, Circa, 1996

domingo, 14 de octubre de 2012

INTENCIÓN DEL BLOG

Alguien dijo alguna vez que se debe hablar de lo local para ser universal.
Fernando Molano Vargas, al publicar poemas tan personales y siendo un autor tan desconocido, lo es. Bien lo dice el propio Molano en la contraportada del libro: "...Así ¿a quién mas que a mí novio, o a aquellos amigos cercanos que me quieren, o a mí, podrían interesar? Temo que para otros podría resultar muy aburridos..."
"Todas mis cosas en tus bolsillos" entrega un trabajo personal, riguroso sí, en el que se refleja un orden cronológico de las vivencias personales del autor, demostrando aires escolares e infantiles que no dejan de ser tiernos y hasta eróticos, y de tales son ejemplo: En las duchas, Él se sienta al lado de mi pupitre, y un poco mas maduros: Estábamos estudiando en casa y el hermoso Pillados. Llegando hasta los profundamente melancólicos, lucidos a la vez y bastante crueles para consigo mismo como: Hace tantas horas es de noche, V.I.H. y Él dice.

Ahora que la editorial Babilonia rescató "Un beso de Dick", ganador del Premio de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín en 1995 y la Seix Barral publica, la que en su momento sacara a la luz publica Colcultura, "Vista desde una acera". Quiero dar a conocer, con la mejor de las intenciones, solo algunos de los poemas que conforman el pequeño pero tan sincero libro de Fernando Molano "Todas mis cosas en tus bolsillos", publicados gracias a la editorial Celeste y la Universidad de Antioquia la primera y creo que única edición en 1997.

Todos los poemas están transcritos respetando el orden de las formas y el orden de los textos originales. Mi intención no es recibir algún tipo de ganancia sino, en cambio, que este sea una aliciente para que algún editor que valore lo suficiente las cosas pequeñas, decida reeditar y rescatar del olvido un trabajo tan sencillo pero nada simple como lo es este libro. 


*Jefferson Alfonso Mejía, 2012

Desde mi ventana

A la voz de sus señoras              silenciosos
                                                y dóciles 
            como suelen los condenados
del borde del sardinel
            levantan sus traseros 
dos chicos enamorados

Y ocultos tras de los autos 
            casi al desgano
los une la despedida:
bajo sus pantalones el deseo
acecha como un bandido
              a los jovencitos
sumidos en un abrazo

Lento el andar
             los tercos ojos que vuelven
van pues hacia sus casa:
a salvo de la noche
                ¿se acariciarán en sus cuartos
                              solos
                              medio desnudos
                sonriendo bajo las cobijas
                              como asustados?

7 p.m.:
esta hora en que las madres
              ocultan a los niños

Sentado a la puerta de mi casa

Sentado a la puerta de mi casa
           sin mirarme
frente a mí pasan
me ofrecen sus espaldas

sobre el mugre de sus bluyines
yo pienso ¡Dios!
y mi tarde se hechiza entre sus pliegues
             con sus pasos...
Señor:
             ¿qué llevan en sus bolsillos
              traseros
              los muchachos?

En la madrugada

En la madrugada
a unas cuadras del bar
es el parque

Parado frente a un árbol
el muchacho que no bailó conmigo
le ofrece el don de sus orines:
                                       a una luna que destella
                                       sobre su tronco viejo

Muy cerca de ese árbol
como diciéndole un secreto
que no me incluye.

Hace tres semanas no como nada en mis recreos, y le he robado algún dinero a mi padre


 Sólo he bebido unos tragos para darme valor, y he
ido al mercado de muchachos para comprarte:
eras el más bello.

Hubiera podido contarte lo hermoso que fue pensar
en ti todos estos días, pero no me ha salido hacerlo
-parecías tan apresurado por amarme-, y no he
sabido de qué puede hablarse mientras se desnuda
uno.

 Hubiera podido, incluso, darte un beso antes de
preguntarte dónde te habías metido todo este tiempo
en que anduve solo.

 Ahora, no entiendo por qué sonríes de esa manera.
Y te pones mi reloj. Y sacas esa navaja.

(Creo que no vale la pena decirte que no lucías tan
cínico en los sueños que tuve anoche).

Cómo llenará el jovencito amante

Cómo llenará el jovencito amante
al amado
de su amor
si sólo con un beso
en su alcoba
en la única noche
y la puerta entreabierta
y el padre oscuro que mira

Caminando con un amigo

Entre dos esquinas
me distraigo de su prisa
            voy
            detrás
a cada paso suyo

                           caen
            despreocupados
            sin
            mala
            gana
mis pudores
y me permito
           en fin
embriagarme
           un
           poco
en su calcañar
           desnudo:

él tiene un zapato
que se le traga la media

En las duchas

Porque es un muchacho muy bello
y entonces cuesta creer

Él riega talco sobre sus pies
y quedan huellas en el piso

Y sus huellas se desdibujan
si uno las roza con los dedos

Pero el talco no sabe a nada
cuando uno se lleva los dedos a la lengua

De verdad
es como un acto de fe

Él que se sienta al lado de mi pupitre

Lo miras
tan cerca de su hermosura
              que es tanta
              tan desmedida
que casi te atreves
a nombrársela en la cara

                         Pero

una vez más te dices
              ¡Espera al menos
              a que termine la clase!

                                       Aunque

livianos los ojos
en la pelusa de su mejilla
piensas de nuevo:
                ¿Y al fin
                         poniendo mis pies sobre la tierra
                         - justo al lado de mi bastón
                yo le declarase mi amor
                y él
                         por ventura
                me concediese el suyo
                no tuviera ya la fuerza
                para dar
                           al menos
                un brinco de alegría...?
                                 
                                                      Y aún así

pillados tus ojos
cuando su frente vuelve
una vez más le dices:
                            ¿Me prestas tu esfero rojo?

Cambiándonos para jugar un partido

Para esa piel suave
                       y ya madura como bellas
                       frutas de los paraísos
mis labios no dicen
                       ellos no conocen
su justo nombre

pues no han de serlo
                       las palabras frías
                       con que nombran nuestro cuerpo
                       los maestros
ni los tontos eufemismos
                      cuando mamá te bañaba

quizás las bellas
                       arrogantes palabras
                       con que me enseñas tu fuerza
                       enfundando en tu mano la bragueta...

Más bien
estos rumores de mi aliento
- o
mi corazón perplejo
frente a tu pantalón caído

Dulce hermano de los arietes

 De niño, papá despeinaba mi copete para que yo
me enojara como un hombre.

 En los pesados trabajos de su taller de hierros forjó
rudamente mi cuerpo. A los quince años mis piernas
sostenían  sin dificultad una nevera, y en mi pecho
hubiesen podido llorar dos o tres muchachas.

Allí mismo, en los sucios almanaques Texaco que
envejecían sobre las paredes, él me enseñó el amor
por las mujeres desnudas; y asomado a la puerta de
las cantinas donde a veces bebía, aprendí la manera
de aprovecharme de ellas. "Pero llegado el día en
que tu madre enferme de muerte -me decía ebrio
mientras los llevaba a casa-, será justo que prefieras
cuidar de tu esposa".

 Sin preguntar nada, un día celebró las heridas de
mi primera riña y, sonriendo, descargo un puño
sobre mi pecho. De alguna manera él supo entonces
sobreponerse al miedo, y hoy, a mis diecisiete, presumo
de poder llegar tarde a casa.

 Oh, Diego, en largas jornadas papá hizo de mí una
fortaleza. Y es una maravilla cómo sostienen sus
muros ahora que entras en mí como un duende, y
podemos a solas jugar y amarnos como dos niños.

Estábamos estudiando en casa

Hace un rato cerramos los libros
ahora se acaba este café
y nos miramos:
            estar otro poco juntos
            pienso y piensas
Pero con el tiempo
el rostro de papá
se ha puesto frío con nosotros

Se va

En el zaguán vació
un abrazo
y afuera
metemos las manos en los bolsillos
hasta la esquina

Desde la puerta del bus
él me grita
sonriendo
que si ya sé
-que él me ama

Se aleja
y siento que me achico
en la ventanilla por donde me mira

Con estos deseos de verte

Ese bus que va para tu barrio
las monedas que no tengo en mi bolsillo
                                     por consiguiente
las calles que hoy no caminaremos
los besos que no te daré entretanto

-la vida en sí
           en cada miseria

Esta hora de moteles

Sigue por su cintura
                     mi pierna
y está para mi mano
                     su espalda
-arriba     mirón        el techo
para mi corazón
                     su silencio

Pero suenan
                     como alarmas terribles
                     en su dulce ensueño
los cuatro golpes firmes
tras la puerta
-¿hemos ya gastado nuestro rato?

                     si sobre el piso
                     al pie de esta cama sucia
                     todavía nuestro deseo
                                   permanece tibio
                     entre su pantaloncillo
                                   y el mío

Mientras en el televisor los comerciales

¿Y esta gota de sudor
que resbala impúdica por mi piel
                       a la sombra de mi brazo
la que lame mi amigo        
                       con algo de ternura
es la misma que usted desprecia
bella señorita de mi pantalla chica?

Sweet D/S

El que está aquí
                       desnudo
ofraciendo su trasero junto al lecho
                       temeroso

el que ha confesado
                       y no siente culpa
una traición
                       así pues espera
                       y desea
                       su castigo

El que está aún
                       vestido
de pie sobre el vilo del amor
                       tras de su amigo

el que empuña
                      y ahora suelta
de su mano la correa
y viene a aliviar con besos
los flagelos que ha pensado

Los que en las horas del odio
Los que se aman

Pillados

Qué suerte
en casa han descubierto
            los papelitos de amor con que sueles tejer
                                                      sólo para mí
            tu telaraña

A estar alturas ya papá se habrá enterado
y no tardarán en venir tras de nosotros
             como perros enceguecidos
             algunas abominaciones:
                         corramos             pues
                         a doblar la esquina

Antes de que nos alcancen
                         toma:
                         son estas mis canicas favoritas
                                       mi trompo
                                       mi bodoquera
                                       y mi colección de piedritas
                         este es mi Álbum de Historia Natural "Jet"
                         y aquí metidos
                         mis poetas que más quiero
                         mi tarjeta de identidad
                         y la foto de mi bautizo

toma todas mis cosas:
              mi viejo placer de niño
                         y mis pasiones bobas
              este algo que ahora soy y este mi nombre
                         -toma sobre todo mi corazón
y guárdalas bien en tus bolsillos

Porque aún soy vulnerable y tratarán de aniquilarlas:
                         no dejes que te las quiten

En qué boca

En qué boca
se han hecho
            amigo
puñales
nuestros besos

Y por qué se clavan
                    detrás
mi amigo
en el cuello de papá
                         y de mamá
ahora que llego a casa
                         y no me miran

Celebro la fuerza con que hoy...

Celebro la fuerza con que hoy
aquellos que en casa te odian
me humillaron
y me echaron a andar
para buscarte de nuevo
                         para
                         venirme
                         despacio
por tus íntimos alivios

Un cambalache con la muerte

O tal vez -qué le parece
por una despedida larga
en que tan sólo él se vaya
y yo le espere para siempre

Cuando leímos LA MUERTE DE IVÁN ILICH, Diego decia

Andar toda una vida
esquivando la pregunta
                                      ¿La muerte...?

Y este momento supremo
en que por fin tenemos
                                       a punto
y casi frente a los ojos
la respuesta
sin ya tener manera alguna
de escucharla o de sentirla
                                      ¿qué cosa es
                                      al fin y al cabo?

Hace tantas horas es de noche...

...il  dort. Souriant comme
Sourirait un enfant malade, il fait un sommme
Arthur Rimbaud

Hace tantas horas es de noche
y aún no mueres
            se han ido ya los tormentos
            de tu cuerpo                    te han dejado
            cada centímetro
            tendido sobre el lecho
            - y pareces tan tranquilo
            en esta hora ya nadie pregunta por ti
            y sólo en la penumbra del alba
            sin afán -me digo
            te espera la carroña
¿te sientes           pues 
                          aún
en esta tregua
sin dolor 
y sin alarmas?

O te sueñas -imagino
otra vez niño
al lado de papá
agarrado a su pantalón inmenso
               - así pretendes sincero no saber
y entonces por fin 
le lanzas la pregunta:
               "Ah
                ¿tendré que morir
                pues
                y así?"
pero él te aparta de sí
                como enojado
y tú
                caminando por fin
                hacia el olvido
no lo entiendes
                una 
                          vez
                                    más
                          no entiendes
y ya no vuelves hacia él la frente

y no despiertas
mi amor:
                          adiós
                          suerte
  

Él dice...

Él dice:

así que el morir es esto
así que la mañana
brinda su sol de nuevo
y aquellos que me lamentan
han llorado sus lágrimas
como si yo las viera
            sin ojos siquiera
            para el terror que siento
y la lenta carroña
espera tu cuerpo
que los míos apuran al olvido
y éste                mi amigo
tras la ventana de mi féretro
                                      de lejos
medita el sueño inútil
de retenerme entre sus brazos
             y mis pacientes gusanos le ofrezcan
             las caricias que le niego
             ahora que el sol
             hermosea contra su rostro
             una aurora nueva             ahora
             que el vidrio retiene
             sus manos que me buscan
y los dos nos engañamos
diciendo él como si yo dijera
que aún está el amor
             como si yo
             en esta adorable mañana
             aún importara
como si no fuera
el morir
esto

Por qué he de mirarte una vez más...

Por qué he de mirarte una vez más
amor mío
antes de que resulte repugnante hacerlo
con esta tristeza que
              no puedo evitarlo
es en fin un miserable alivio:

como si no fuese la parte muerta
justamente el todo

En un bar mirar parejas, solo


Porque uno los ve bailar
y es como si en otro lugar
estuviesen quietos
                                     porque
giran hermosamente sus cuerpos
sobre sus pechos lentos
y entonces es como si la alegría

En algún giro 
distraídos te miran
                      sinceramente parada
y en el siguiente de ti se olvidan
                      -pero tu mirada persiste
                      en ellos

En la jovial frescura de un trago
sientes perfectamente
toda alegría como una traición
                                      ahora
y no entiendes esta sonrisa en tus labios
tu amigo muerto
esa cerveza fría en tu mano

Tanto decir

Tanto decir que sería
                       de todos modos
una dicha el recordarte
para descubrir
puesta la mejilla en la almohada
                       cada noche
que es tan poca la memoria
                       tan frágil
                       tan inútil
incapaz la pobre
de esbozar siquiera
los contornos de tu vacío.

Todo lo que amo

Todo lo que amo
es una inicua nostalgia
vedada a mis caricias

A mi lado
al apagar la luz
implacables mis cobijas
las aplastan

Cae lluvia tras mi ventana

...con la ñata pegada al vidrio
E.S. Discepolo

Cómo brillan los tejados de enfrente bajo las
luces de mi calle a estas alturas de la noche.

-Ya no te moja esta lluvia, ¿verdad?

Mira: te escribo sobre mi vaho un beso...

Ya sé que Simone de Beauvoir decía a su Sartre:
Su muerte nos separa, pero mi muerte no nos une...
Bueno, me digo, acaso la mía me permitiera, al
menos, dejar de estar sin ti.

Porque sospecho, querido Diego, que tu ausencia y 
mi memoria no se conciliarán, perdidas -aunque
después de todo, ¿para qué?-, aun en la muerte que
me aguarda. Y sólo gravitarán bajo mis sábanas en el 
cuenco vacío de mi cuerpo, que no calzará más tu
cuerpo, mientras te extraño a solas varado entre mis
ruinas.

-No es bonito.

Buenos deseos

Tendré                 claro
todo el tiempo del mundo
para ser un gran hombre
          al menos uno bueno
y dar la retribución que me corresponde
por ser invitado de esta vida
          -en justicia ella me ha dado
          la alegría de ser tu amigo

Y ganaré               de paso
todo el dinero del mundo
           al menos el suficiente
para llevar a mamá al médico
y comprarle al fin
una casa a la tuya

Por supuesto
sólo yo viviré el momento
en que al llegar al bar
no estés esperándome en la barra
para ofrendarte mis triunfos

Qué lamentables lucirán entonces mis laureles
junto a las flores de tu tumba

-A menos
que quisiera acogerlos en sus manos
este muchacho hermoso
que a mi lado cruza
y porque sí le sonríe
a mi corazón vacío.

Viene un muchacho

Diez de la noche
bajo el alero de esta esquina.
No llueve siquiera.
Sopla algo de brisa
                          sí
mas no para justificar tus manos en los bolsillos
                          tu dorso recostado al muro
                          esta quietud
hoy cuando la luna
como una niña disgustada
le da la espalda al pobre mundo.
Así       solo
            la mirada en el sardinel
en la tiniebla de tu corazón
late tu alma
            dispuesta.

-Ah, las grandes preguntas...
          ¿Qué maravilla aguardas,
                                    iluso?

De repente porque sí
desnudo sobre su bicicleta
           viene un muchacho:
frente a ti se detiene
           -las palmas sobre el manubrio
           el tobillo alado sobre el pedal
y bajo un manojo de sus cabellos
su dulce mirada te inquiere malicioso...

-¡Vamos, alucinado!
           Es tarde ya:
                      vete a casa.

V.I.H.

Soy joven y estoy aún,
                        digamos,
en ese tiempo inverosímil
que para mis mayores ha huido
                        tan de prisa.
En mí el deseo
se encabrita a cada instante
de cada noche y de cada día,
y bien podría ser recomenzado
sin dar, por otra parte, mucho.
Así, no tengo por qué pedir la fuerza
y el coraje: yo no los tengo simplemente
y sigo -sin proponérmelo siquiera
echando cosas en el talego de mis sueños.

Aún conservo -no sé explicar cómo
una pizca de esperanza
                      suficiente
para creer que serán mejores las cosas
-no las mías: las cosas llanamente
e intento,
aunque no puedo evitarlo a veces,
no ser cruel.

Pero hacia mí la muerte se apresura.
En verdad, hace años la tengo
pegada a mis talones,
soplándome su vaho en los carrillos.
Manos arriba contra la pared,
apretados los muslos y los ojos,

                     ella me tiene;
y aguardo, solo, a que por fin me aseste
                     su triste golpe.

¿Qué espera, pues, la muerte?
¿Qué pretende conmigo esa señora
sólo rozando mi cuerpo
                                     sus tiernos velos
sin abrazarme?,

mientras a mi espalda bulle y me excita
la vida
y el amor,
y el deseo:                      los muchachos,
                                      el fresco aroma en sus axilas...

Harold

Es casi ya la hora de resignarse
-Ah, la prematura tristeza de ser joven
                                           y de ser solo
Toda la belleza gravita en torno a mí
                                           y me mantiene a raya
Melancólico voyer de la alegría miro incrédulo
                                          la aparición de este ángel
                                          que me hechiza

En sus ojos tiene la imprecisa luz de las auroras
               -míralos, dama cruel que me acompaña
Su cuerpo es grácil
                           y es perfecto
                           y limpio
                           como agua recién nacida
y danza hacia mí en amor
barriendo toda mi tiniebla

-¿No teme él tus daños, señora extraña?
            si
            desde su propia luz, sigiloso
                          como un gato ciego
            descorre todos tus velos
                                     y tiende hacia mí su mano

Y sonríe
Y me invita

Bien sea.

Bien sea.
Cae a él dando tumbos sobre piedras
                                     - como has debido
y lava tu asustado corazón en su remanso.
Recostado a sus aguas
                           ahoga tu cuerpo desnudo
                           en sus abrazos;
                                      purifícate en este instante,
                                                   no
                                                   durará
                                                   más
                                                   que
                                                   eso:
                                                       no pidas al Cielo
                                                       la permanencia
pues sabes bien que en el frágil amor
todo atenta en contra suya
                           empezando por los amantes mismos
y sólo navegamos a través de su dulzura
                           hacia la muerte.

Me ha traído chocolates

Me ha traído chocolates como a un niño.
Como a una niña me ha obsequiado flores.
A mi ventana ha cantado canciones amorosas
                                      -con guitarra y todo.
Me ha dibujado un sol en un papel.
Y en el cine me ha dicho que me ama.

Todo ello significa: ten cuidado.

Señor Dios en quien ya tan poco creo

Señor Dios en quien ya tan poco creo:
aún conservo en mí el sentido de tu amor.

Sin fe en Ti y sin fe en tus hijos
perdida casi toda la confianza
sólo siento que el amor me justifica.

Y amo a mi amigo, Señor;
entonces, ¿por qué me voy con otro?

Al borde de un abismo, mirando este paisaje

Antes de que acabe el amor
¿no podría resbalar -como sin querer
                  hacia la muerte?

Mira
es bello el sol en este ocaso
y es mas tierno el verde en las montañas
              poco antes de que lo apague la noche.
Ahora que tu corazón palpita alegre
              como un niño recién raptado
¿no sería hermoso morir antes de que el raptor
              se harte de ti
              y te devuelva a la triste casa?

Es bastante
hondo
el precipicio.

Vamos: da un paso al frente.
Es la hora propicia:
                             avanza...

A trois

"Mientras ellos me quitaban la camisa
-aún no busco algún botón sobre la alfombra-
yo pensaba: tus manos por mi pecho
                                   querido amigo que
                                   de prisa
                                   me has dejado.

Sin embargo, me decía yo:
tus dedos enredados en mi pelo
y tu voz sobre mí
                                  desnuda
                                  y lenta:
tu ternura.
                                  Pero ellos
babeaban mi cuerpo como orugas
y al oído me gritaban suave:
                                                 ¡voltéate
                                                 mariquita!

Hasta el alba tu cuerpo junto al mio
                                                 imaginaba
cuando ellos se habían marchado con el goce.

Recogía                     pues
                                 mi cuerpo
                                 recostado
y no recordaba -en verdad no me dijeron-
                                                 sus nombres.

Dura cosa es la venganza."

¿Así me justificaré de nuevo
cuando ya sea la mañana
en el espejo?                             me digo
mientras rondamos esta calle oscura
y entramos por fin en el motel.

Petición

  Si ustedes lo permiten, yo quisiera declarar que
he cruzado por la vida. Y aún me queda.

 A veces temo que los hombres seamos sólo una raza
de náufragos perversos, y no exista en la isla el verdadero
amor, como no sea el propio (o el de los dos, a lo sumo).

 Aún así, a mi la vida me seduce, y siempre aguardo
a que en cualquier esquina me asalte la bondad de
algún extraño.

 De mi fragilidad ya ha sacado su provecho este
mundo en que he nacido: no creo amarlo mucho.
Pero adoro sus utopías, en especial las que han muerto,
y no he dejado de soñar el día en que triunfe alguna
revolución de hombres buenos, y pudiera en ella sentirme a gusto,
aun cuando nadie me ame y yo esté solo.

 Pero ocurre que ya me deja el tiempo, como a un
pasajero olvidado en esta pobre estación que es mi casa y mi país.
Y quisiera, al fin y al cabo, si ustedes lo permiten, preguntar:
¿No sería posible, en lo que queda, sin que hacia afuera
me sigan empujando, ocupar algún lugar en el recinto?

-Bien: puede ya reír el auditorio.

Cuántos regalos este día

1

Es la mañana en estas calles
Que extraño en la rudeza del cemento
                          el jardincillo
entre el gris humo de los carros
                                      delicado
                                      florecido
te parece tan terco el jardincillo
Y acunadas en el cuenco de tu mano
tiemblan las hojas de una azalea
            parecen niñas asustadas
Pero tu voz:
            "Son tan agradecidas las maticas
                          cómo me gustan"

2

A la tarde en el viejo Teusaquillo
buscar sin prisa una vieja casa
                          por ti ya hace tiempos vista
reblujar veintitantas calles de tu mano
                        lo mismo que piratas extraviados
porque olvidas el lugar de tus tesoros
Ah, por fin la calle
es en esta calle
allí la casa
Y tu dedo señalando:
                                "Mira
                                bajo el alero
                                ese adornito"

el adornito

3

Y es ya la noche
cuando más temo que pasará el tiempo
                            este tiempo
                            que pasará el lobo
Pero    entonces
-no antes del amor ni luego
tu mano firme empuña firme
                            un manojo de cabellos
                                       tras mi nuca
                             tus cabellos
Y otra vez tu voz:
                             "Inclínate
                              tengo tantos deseos
                                       de propinarte tengo tantos"
-Ah
que no venga
que no pase el lobo todavía.

Como Bagoas

Ahora que has logrado
           con tiernas escaramuzas penetrar
los frágiles muros de mi alcázar
entra a saco en mi corazón
y conserva la mejor parte del botín
                 -me haría feliz saber
                 que para ti he guardado mis riquezas

No temas hacerme daño
sé severo conmigo
             enséñame a ser
             tu buen muchacho

Haz encender las brazas
y con candentes hierros
graba en mi piel tus iniciales
            pues quizás
                          harto de mí
            partas mañana a emprender nuevas conquistas
            y quisiera poder testimoniar
            que he sido amado por ti
                                        hermoso caballero.

Triángulo

Extraño es vuestra merced
Sancho Panza

Cómo habría de saber que mi señor
                         aún servía a vuestro rey
y que el tierno rey aún creía
                         ser amado por mi amo.

            Acaso la buena majestad
                      presa de humanos celos
            te haya exigido
                      ya no frecuentar a tu muchacho
            y temieses perder el señorío 
            ya no poder disfrutar su gran palacio
                                    que no se compara 
                                    con mi pobre celda
            ni las espléndidas fiestas de la noble corte
                   frecuentada por mis interesantes visitantes
                                    venidos del extranjero:
                                                 justo sería.

O quizás sólo te hayas cansado
               - y aquél temido-
               de usar el cuerpo envilecido de tu siervo
               en los bellos juegos de la cama:
                                     mucho me temo y
                                     ¿acaso no fuese cruel?

Pero 
             cómo he de saberlo 
             si vuestra merced no me lo dice.
                                   extraño es.

Sólo quería decir...

Ah, no estoy temblando
            es...
            sólo este frío que...

Sí, es cierto: ya es tarde...
            y tienes que irte ahora, pero...
              -ha de estar abierta mi ventana-

Bueno,
mañana ya no vendrás como solías y...
             es decir:
             es que                   esta noche
             yo te veo tan bello que...
                                     sólo quería, porque...
             -Dios, que frío hace-

            porque...
            no creo que haya en el mundo
                         alguien tan bueno como tú y...
            o quizás es seguro que lo haya
                                                   pero yo...

           -¡Vaya!: la vida-

No...
yo no...
no es que desee plantarme a decir estupideces, pero...
            y ya sé que el amor es un género desusado
                                                    y todo eso...
en...
en todo caso                              antes de marcharte...

Es decir:
            ¿me permitirías amarte para siempre?

Éste es un día triste

Querido amigo,
yo solía recordar un poema
que hablaba sobre el adiós
                                -es un hermoso poema-
pero justo en este momento
                         lo he olvidado

Si yo supiera improvisar
                         cuánto lo siento:

                                                 adiós
                                                 y te amo tanto

A mí mismo, sinceramente


era tu bello amado una delicada flor
plantada en qué pobre huerto
abonado de miserias:
              no era fácil no encantarse.

Y cómo no desear saltar la cerca
para intentar robar
            hechizado su hermosura
            -tan exquisita y perversa
o no soñar llevarla contigo
            a una pequeña casa
            en un lugar solitario
                        algo así como una montaña
                        entre agradecidos arbolitos
            donde por fin no sufrir
                                 no escribir
                                 no pagar cuentas...

Pero sabías que era otro el dueño del jardín
y no habrías de ser tú
            pobre arruinado
quien la regase y disfrutara
ni quien pudiera cuidar
            su maltratado corazón
            -que no era a ti a quien amaba.

Me gustaría quedar atrapado en ti

Querido Diego,

bien sé yo que no me escuchas, tan muerto como estás;
pero, ¿no podríamos, en esta noche, juntos soñar que eres
un bello espíritu sentado a mi lado sobre el piso, a orillas de la cama;
charlando ingenuamente, como solíamos, los simples asuntos de la vida?

 Porque aún me rompen la cabeza ciertas preguntas y, ahora mismo,
no tengo con quien conversar de mis asuntos. A veces no entiendo nada.
Pero aún sigo creyendo que cada cosa, cada temblor, guarda dentro de sí
un sentido. Tan sólo no dura mucho. Igual que tú; igual que Luis Jorge, a su modo.

  Aquí el mundo sigue dando vueltas -sin ti: a mí todavía me resulta extraño-.
Los ríos siguen corriendo y no se cansan; florecen las flores  y los muchachos;
los amigos vienen a visitarme; aún hay problemas en casa.
Y a mí todavía el amor me excita: como el de este hermoso chico -sinceramente
lo amaba- en cuya despedida he venido a soñar contigo en este tonto escrito de
un libro dedicado a ti. Si pudiera ya cerrar la pagina. Permanecer aquí a tu lado,
amor.

  Al menos déjame darte un beso. Vamos, apresuremos los labios:
podría amenazar de nuevo el día...

CONTRAPORTADA

"Estos casi no son poemas de amor. Son poemas de mi amor.
De un amor, quiero decir. Y también de mi deseo. Así ¿a quién más que a
mi novio, o a aquellos amigos cercanos que me quieren, o a mí, podría interesar?
Temo que para otros podrían resultar muy aburridos. Es probable.
Porque fray Luis comentó algo acerca de un pasaje del libro que Salomón le hizo a su
enamorada: si alguien ve de lejos, sin oír la música que los anima, a una pareja de baila,
así, sordo, sólo verá un par de monigotes moverse como idiotas. Y es cierto.
Pero Fray Luis también creía que justamente por eso valen, y son bellos, los escritos
sobre amores. Porque aveces evocan esa música; la que los dos danzaron.
Acaso, a pesar de mi torpeza, haya sido yo capaz de hacer sonar algo de ella
en estas líneas.
                      Ojalá así sea."

                                           Fernando Molano.