Extraño es vuestra merced
Sancho Panza
Cómo habría de saber que mi señor
aún servía a vuestro rey
y que el tierno rey aún creía
ser amado por mi amo.
Acaso la buena majestad
presa de humanos celos
te haya exigido
ya no frecuentar a tu muchacho
y temieses perder el señorío
ya no poder disfrutar su gran palacio
que no se compara
con mi pobre celda
ni las espléndidas fiestas de la noble corte
frecuentada por mis interesantes visitantes
venidos del extranjero:
justo sería.
O quizás sólo te hayas cansado
- y aquél temido-
de usar el cuerpo envilecido de tu siervo
en los bellos juegos de la cama:
mucho me temo y
¿acaso no fuese cruel?
Pero
cómo he de saberlo
si vuestra merced no me lo dice.
extraño es.