Es casi ya la hora de resignarse
-Ah, la prematura tristeza de ser joven
y de ser solo
Toda la belleza gravita en torno a mí
y me mantiene a raya
Melancólico voyer de la alegría miro incrédulo
la aparición de este ángel
que me hechiza
En sus ojos tiene la imprecisa luz de las auroras
-míralos, dama cruel que me acompaña
Su cuerpo es grácil
y es perfecto
y limpio
como agua recién nacida
y danza hacia mí en amor
barriendo toda mi tiniebla
-¿No teme él tus daños, señora extraña?
si
desde su propia luz, sigiloso
como un gato ciego
descorre todos tus velos
y tiende hacia mí su mano
Y sonríe
Y me invita